
No te puedo dejar.
Atrás va quedando lo poco que quedaba.
Quedaba lo que no quería soltar de mis pensamientos, de mi alma gastada de tanto volver.
Pensaba que nunca podría dejarlos ir.
A la distancia, entre la niebla y el sonido del inmenso mar, pude sentir cómo volaban, uno a uno sin dejarme respirar.
Esos recuerdos, imborrables, intensos y profundos recuerdos, que hoy me abandonan en cada suspiro.
Sin avisar, sin mirar atrás.
No te puedo dejar.
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