Anula las ventanas de la ilusión, que cada día desespera entre la flaqueza de la sociedad. Insiste en permanecer entre nuestras miradas que sin dejar de sorprenderse, no hacen nada. Nada que pueda salvarla de lo común. No existe manera de rescatarla. Cada día avanza la demolición, invadiendo las almas de todos los cuerpos que deambulan por las calles de la ciudad. Cuerpos fríos, cálidos, amargados, destruidos y momificados, ante la imagen común. Me miró con esos ojos tristes que se cerraban de sueño, tan pequeñito y vulnerable ante la vida. Intentaba dormir pero el movimiento y las personas que lo rodeaban se lo impedían, parecía caerse constantemente. Ella lo cargaba como una mochila que cuelga pesada, cansada, sin ganas de nada, enojada y resentida. Las noches son heladas, la gente dispara palabras, llantos y risas, mientras que esa imagen sigue siendo la más común. Es la misma siempre. Todos nos angustiamos, pensamos en ayudarla, en la cantidad de cosas que haríamos si pudiéramos....