Se mueren las maderas con sólo caminar, la inmensa casa abandonada parece agonizar. Una mujer se asoma, temblando sus pies, el terror le invade hasta los huesos. La mirada perdida hacia el mar, que, con su oleaje fino atravesaba su andar. La sangre se derramó una vez más, bajo la almohada al final. Un perro ladra. Un pájaro ya dejó de cantar. Las maderas parecen llorar. Las deja caer, las oye morir. Ya no brillan sus ojos ni al pasar, le tiembla el cuerpo y el alma aún más. El alma ya cansada y olvidada bajo aquella almohada ensangrentada.