La pálida letra de aquella canción revuelve una vez más la historia que fué, sin querer fué. Sin imaginar lo que pasaría debajo de la piel débil y rasgada, sin entender lo que movilizaba el fuego de las miradas, sin ser coherentes, sin nada. Nada quedó luego de ese amor. Nada más que un recuerdo intenso y eterno, que aún vive en el fondo del dolor, inundado de tristeza y agonía, un dolor sin razón y sin explicación. El adiós.